TRASTORNO DE APRENDIZAJE


En estos momentos que recién hace un par de semanas en México entraron a clase los chicos, es importante retomar temas que en mi consideración debemos tener en cuenta a la hora de que los niños asisten a clases, son diversos problemas con los que se enfrentan nuestros hijos, pero en esta ocasión quisiera hablarles sobre los trastornos de aprendizaje.
En primer lugar, el aprendizaje es un proceso que afecta todo el comportamiento humano y deriva tanto del ritmo de desarrollo psicomotor como de la influencia del ambiente y aunque ambos son constantes existen niños que tiene ciertas limitaciones importantes y especificas en sus habilidades como son leer, escribir, matemáticas, desarrollo de lenguaje, coordinación motriz, comportamiento social o dificultades cognoscitivas que interfieren al momento de aprender.
Por lo cual es imperativo detectar cualquier anomalía que presente el niño, en muchas ocasiones dentro de las escuelas existe un área de psicopedagogía o psicología que presta ese servicio en cuanto los profesores al realizar exámenes diagnósticos escolares lo detectan, o en su caso al observar que el niño no avanza como el resto del grupo envía señales de alarma que regularmente permite que se le sugiera a los padres llevarlo con algún especialista.
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En dado caso si se le diagnóstica con algún trastorno de aprendizaje, se debe trabajar en conjunto, psicólogo, neurólogo o psiquiatra, escuela, padres y niño.
Sin embargo, también es necesario definir que significa el diagnóstico de Trastorno de aprendizaje, la cual es un proceso de aprendizaje donde el rendimiento de la persona en la lectura, cálculo, dibujo o expresión escrita es inferior a lo esperado para su edad, grado escolar y nivel de inteligencia. Suele aceptarse que los niños con trastorno de aprendizaje han de tener un nivel cognitivo en rangos normales o altos, el problema de los niños con déficit cognitivo es distinto por lo cual no pertenece al campo de los niños con trastorno de aprendizaje.
Estos trastornos se dividen en áreas específicas y en problemas inespecíficos, estos últimos son globales, secundarios y generalizados; lo cual puede ser difícil de categorizar debido a la influencia de múltiples factores.
A continuación se presentan parte de la clasificación de estos trastornos:

1. Dislexia (Trastorno de lecto-escritura):
Problemas para la lectura y la escritura. La dislexia, persiste a lo largo de toda la vida, la repercusión y sus manifestaciones van cambiando con los años, aunque puede compensarse y permitir a la persona afectada una lectura precisa para poder llegar al conocimiento por medio del lenguaje escrito, siempre lo hará pero de una forma menos automatizada, lo que cuando crezca será un adulto disléxico con una baja velocidad lectora y dominio ortográfico deficiente. Este trastorno es el que más prevalece y esta mejor estudiado, también se ha encontrado que existe una fuerte carga hereditaria, de parte de hermanos y padres, y estos últimos se sienten identificados con sus hijos ante las dificultades que se les presentan aunque no fueran diagnosticados anteriormente.
Los lectores con dislexia no adquieren este proceso de forma fácil y su activación cerebral no es la misma que la de los lectores normales.
En una primera etapa, se denota la dificultad en la adquisición de la conciencia fonológica (deletreo y en el manejo mental de los sonidos de las palabras), se observa dificultades para evocar nombres específicos como colores, letras, números, etc., para aprenderse secuencias verbales automáticas como son los días, meses, abecedarios; dificultad para aprender el sonido de las letras el fonema-grafema, a pesar de la repetición, los niños disléxicos les cuesta automatizar dicha asociación. Tienen errores ortográficos como uniones y fragmentaciones de palabras, inversiones, sustituciones, omisiones, adiciones de letras y/o sílabas, o también arbitrarios como son la b por la v, la j por g, la h, o la acentuación.
En la segunda etapa ya no es aprender a leer, sino leer para aprender, donde los niños leen de forma lenta, poco automatizada y con esfuerzo; dificultad en aplicar las normas ortográficas, expresión escrita deficiente, afectación de la comprensión lectora, dificultad en automatizar las secuencias verbales. Por tal motivo los niños no desean hacer tareas relacionadas con la lectura, tienen vergüenza al leer, falta de tiempo para terminar las tareas escritas, malas calificaciones en exámenes y baja autoestima.
El diagnóstico clínico se realiza a través de su historial y estudios neuropsicológicos que valoren sus funciones cerebrales superiores.
El niño con dislexia puede tener otros trastornos de aprendizaje como es el TDAH, alteraciones del lenguaje oral y de cálculo. También puede tener problemas afectivos o emocionales, como trastornos depresivos, de ansiedad, psicosomáticos y de conducta.
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2. Discalculia (Trastorno de las matemáticas):
Problemas para la adquisición de conceptos numéricos y la aritmética. Se presenta igual en niños y niñas, no se conoce con exactitud su prevalencia y con frecuencia la discalculia se presenta de forma comorbida con otros trastornos del neurodesarrollo.
En el cálculo están implicadas diversas funciones cognitivas: la atención, las funciones ejecutivas, la memoria, el lenguaje y la percepción.
Un niño con un trastorno de la atención podría fallar en una operación aritmética si su memoria de trabajo perdiera información durante la ejecución, un niño diléxico casi nunca recordará las tablas de multiplicar y será más lento debido a la falta de automatización que permite que se adquieran lo que se conoce como hechos aritméticos, el niño con trastorno específico de lenguaje tendrá dificultad para comprender el enunciado de un problema y un niño con una disfunción visoespacial se equivocará en colocar los número en sus columnas.
En niños pequeños es frecuente que se observe que les cueste trabajo comprender conceptos como el "más que" y el "menos que", así como ordenar elementos por su tamaño, respetar la correspondencia biunívoca (contar de uno a uno) y contar respetando una serie de forma aleatoria; falta del sentido de cardinalidad se considerará un signo de alerta de una posible discalculia.
Niños mayores, les falla la aritmética básica, el concepto de cantidad y ejecución de ejercicios aritméticos y resolución de problemas, estos pequeños requiere de utilizar sus dedos para contar y se apoyan en unidades para resolver operaciones porque no son capaces de manipular cifras grandes. Los niños con discalculia suelen equivocarse en la representación simbólica de las cantidades (errores al leer o escribir números) y les cuesta hacer estimaciones o cálculos aproximados, porque no tienen un  sentido numérico bien desarrollado.
Es recurrente ver que confunden la lectura o escritura de números arábigos; 120 por 102 por ejemplo.
Suele haber déficits en la recuperación de la información aprendida, poca automatización de hechos aritméticos como cálculos sencillos que se realizan de forma automática como sumas sencillas.
Suelen tener errores, como uso incorrecto de signos, olvidar el número llevado o mala ubicación de los dígitos.
Requieren apoyo de los adultos para comprender los conceptos numéricos y muchos acaban rechazando a las matemáticas.
Ya cuando pasan a secundaria los chicos pueden utilizar mal los números en la vida cotidiana, cometen errores de cálculo, requieren calculadora para datos sencillos. Tienen falta de estrategias en la resolución de problemas, desconocimiento del uso de la estimación y dificultad para comprender nociones más avanzadas, en estos casos como la probabilidad.
La discalculia, característicamente, las dificultades en el manejo numérico aparecen en la educación infantil.Cuando aparecen más allá del segundo o tercer ciclo de primaria, lo más probable es que se deban a otras causas.
La complejidad de las matemáticas hace que resulten muy complejas para alumnos con otros trastornos, como: dislexia y otros trastornos de lenguaje, TDAH, disfunciones visoespaciales, etc.; sin embargo, en todos estos trastornos, las características y la cronología de las dificultades es distinta
Para diagnosticar se debe realizar un historial clínico exhaustivo entre antecedentes personales, familiares descripciones de las dificultades, existencia de otras alteraciones en el aprendizaje o conducta. Después se realiza una evaluación neuropsicológica que permite valorar las dificultades, las funciones cognitivas alteradas y preservadas, y la detección de posibles déficits asociados.
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3. Trastorno del aprendizaje no verbal (TANV):
Problemas de coordinación, motricidad fina, aprendizaje y socialización, con una importante diferencia entre las capacidades verbales (respetadas) y las no verbales (alteradas).  Existe niños con dificultades en las habilidades visoespaciales y en la coordinación grafomotriz que, a menudo, presentan también poca habilidad para la motricidad general. Suelen tener mala letra y poca habilidad para el dibujo. Organizan con dificultad el espacio dentro del papel, les cuesta ubicarse en los mapas, cometen errores en las operaciones de matemáticas por mala colocación de los números y la geometría les supone también dificultad significativa. En algunos casos, estas alteraciones pueden asociarse a una falta de habilidad para las relaciones sociales. Podemos encontrar niños con manifestaciones leves limitadas a algunos aprendizajes escolares y otros con importantes dificultades académicas, de coordinación motriz y de relación social.
Como consecuencia de todas las dificultades descritas, los niños presentan con frecuencia alteraciones afectivas y de ansiedad secundarias. El sentirse reprendidos constantemente ante situaciones que no pueden controlar, les produce un sentimiento de baja autoestima con riesgo de presentar cuadros depresivos y de ansiedad. Se debe tener presente que la torpeza motora y las escasas habilidades sociales les convierten en un blanco fácil para posibles abusos y acoso escolar.
El diagnóstico es clínico a partir de la historia clínica, valoración neurológica global, todo ello apoyado en los datos aportados por el estudio neuropsicológico. No se dispone de ninguna prueba diagnóstica específica.
En la historia clínica, no suelen existir antecedentes pre o perinatales y el desarrollo psicomotor no suele presentar desviaciones significativas de la normalidad. Así como suelen ser normales las adquisiciones motoras, como: el control cefálico, la sedestación o la marcha, posteriormente cuando se requiere una mayor coordinación en la motricidad fina (dibujar, recortar, hacer rompecabezas, abrochar botones...) se ponen de manifiesto las dificultades. Se pide información a la escuela como notas escolares o informes, además de la que se obtiene con cuestionarios de conducta, para valorar si existen indicios de alteraciones afectivas o de ansiedad, en cuyo caso se aconsejará la visita al especialista de psiquiatría y/o psicología clínica para realizar el diagnóstico e intervención necesaria. Se debe descarar anomalías que sugieran la presencia de otros trastornos neurológicos.
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4. Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA-H):
Problemas atencionales y/o de impulsividad e hiperactividad, alteración de las funciones ejecutivas. El TDAH no es estrictamente un trastorno de aprendizaje pero por el tipo de afección y prevalencia es un factor que repercute en el aprendizaje. El déficit de atención suele empeorar el rendimiento y las dificultades propias de cada uno de los trastornos.
El TDAH es un trastorno de origen neurobiológico, cuyos síntomas comienzan en la infancia y que se caracteriza por la presencia de un exceso de actividad motriz, impulsividad y defecto de atención.
Las manifestaciones de este trastorno, están presentes, en mayor o menor grado, en todos los niños durante sus primeros años de vida. En el transcurso de los años y con la ayuda de pautas educativas correctas, los niños van adquiriendo la capacidad de autocontrol propia de cada etapa evolutiva. En los niños con TDAH,  no sucede lo mismo, estos patrones de conducta propios de edades inferiores persisten. El grado y la duración de hiperactividad, la impulsividad y el déficit de atención condicionarán que un niño se considere o no que padece un trastorno.   La disfunción cognitiva básica en este trastorno se relaciona con el desarrollo anormal de las funciones ejecutivas y atencionales. Dichas funciones ejecutivas son fundamentales en la capacidad de organización, memoria de trabajo, control atencional, motivación y esfuerzo y autorregulación de la conducta.
Los alumnos con este trastorno, si no presentan otros trastornos de aprendizaje asociados, a menudo siguen el ritmo escolar hasta que empieza a ser necesario utilizar recursos cognitivos de autonomía y planificación, así como el esfuerzo y la concentración mantenida en tareas largas. Ya en secundaria puede empeorar de forma significativa su rendimiento.
Las áreas donde el alumno suele presentar más dificultades son: ortografía, comprensión lectora, matemáticas (cálculo mental y resolución de problemas), expresión oral y escrita (organización temporal del discurso narrativo), grafismo y presentación poco cuidosa de los trabajo.
El control de la agenda, gestión del tiempo para la entrega puntual y la ejecución de los trabajos y el control del material.
Las tareas relacionadas con el lenguaje les resultan complejas, ya que la organización de los contenidos en un texto escrito y la comprensión lectora les supone un obstáculo para procesar la información. En el lenguaje oral, suelen presentar también limitaciones a la hora de organizar el discurso y no perder el hilo narrativo. Tienen una baja memoria de trabajo lo cual influye negativamente en el rendimiento cognitivo y es responsable de la baja comprensión lectora. La falta de organización, motivación y concentración, los problemas de conducta en clase, los conflictos con los compañeros y la baja autoestima, influyen de forma negativa en su progreso académico.
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Todos estos problemas deben ser tratados por profesionales entre neurólogos, psiquiatras (en ciertos casos), psicólogos, padres y maestros.
Los tratamientos varían de paciente a paciente, lo importante de ellos es que se realicen al pie de la letra, para que el pronostico sea bueno y sin embargo, para que mejore el paciente se debe detectar lo más temprano posible.

Fuentes de referencia:
  • http://dspace.uces.edu.ar:8180/jspui/bitstream/123456789/2796/1/Trastorno_Merello.pdf
  • https://www.pediatriaintegral.es/wp-content/uploads/2017/xxi01/03/n1-023-031_AnnaSans.pdf
  • https://www.sccalp.org/documents/0000/1526/BolPediatr2010_50_043-047.pdf
  • https://psicopedagogia3.webnode.cl/_files/200000027-e87bce9762/aprendizaje.pdf
  • http://dspace.uces.edu.ar:8180/jspui/handle/123456789/293

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