AFRONTAR EL DUELO

Los seres humanos desde siempre han vivido con un sentimiento que ha adoptado diferentes expresiones, este sentimiento es el miedo y puede pasar por diferentes circunstancias, miedo a la obscuridad, a envejecer, a enfermar, etc.
Pero el miedo más legitimo que el ser humano tiene es a la muerte la cual produce impotencia al ser un acontecimiento que conlleva una pérdida tan radical y definitiva como la no existencia.
La muerte, por la manera y la actitud de enfrentarse con ella, es el punto final de la vida, en muchas culturas la religión ha sido un punto de apoyo sobre el sentido de la muerte, y como al llegar al umbral este exprese sobre las almas que cumplen una función de proporcionar a la gente respuestas a las preguntas fundamentales sobre el significado de la vida y la muerte y sus causas.
La pérdida de una persona amada es un trauma, casi siempre espantosamente doloroso y muy difícil de digerir, de menor grado pasa cuando se pierde algún objeto investido de afecto como es el honor, dinero, cargo o empleo, patria, casa, etc.
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Hablar de pérdida es hablar del duelo, y este concepto del duelo es como el de la muerte el cual  se considera ligado al sufrimiento psíquico de los seres humanos, el duelo aplica tanto en niños como en adultos que pasan por los mismo rituales.
El duelo es doloroso pero indispensable para las personas que lo están viviendo, para afrontar las siguientes etapas de su vida.
Hasta el día de hoy es válida la distinción que realizo Sigmund Freud sobre el duelo y la melancolía, el pesar normal o duelo, no sólo es el resultante de la pérdida de un ser querido, sino que puede surgir de otro tipo de pérdidas. Para Freud el duelo normal es un profundo abatimiento, una falta de interés por el mundo exterior, una menor capacidad de amar o interesarse por los demás y una inhibición de la actividad. Por lo que respecta a la melancolía, esta incluye todo lo anterior más una disminución de autoestima, expresada en auto-reproches.
Etimológicamente la palabra duelo, está relacionada con dos raíces latina, "dolus" y "duellum"; la primera hace referencia al dolor psicológico, en la segunda es la idea de desafío que entraña el hecho de retar a duelo o combate entre dos.
El duelo es un estado y un proceso que sigue a la pérdida de un ser querido, afirmación que podemos precisar diciendo que se trata de una pérdida definitiva, por lo cual normalmente se asocia con la muerte. La pérdida no tiene que ser una muerte física, hablemos de terminar una relación de pareja, de una amistad, despido de un trabajo, cambio de domicilio, etc., tiene que ser una reacción natural ante la pérdida de una persona, animal, objeto o evento significativo.
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Afrontar el duelo tiene que ver con la creencia de cada individuo, su personalidad, el tipo de pérdida que tuvo, su pensamientos, emociones y conductas.
Se tienen ideas preconcebidas acerca de las personas en duelo, las cuales reflejan de forma afirmativa que se debe superar con éxito la situación dura que esta pasando, la persona debe pasar por un período de intenso sufrimiento (depresión y desesperación), pensando intensamente sobre dicha pérdida, para llegar a una fase, relativamente corta, en la que se acepta plenamente la pérdida.
Es cierto que muchas personas pasan por una baja en su estado de animo y se presenta la tristeza, aunque no todas reacción deprimiéndose ni sintiendo desgarro o desesperación, algunos estudios que se han presentado indican que se debe experimentar el duelo sano, y que la ausencia absoluta de sufrimiento ante una pérdida, pudiera ser un problema psicopatológico.
La elaboración del duelo consiste en aprender a pensar sin culpa sobre la pérdida, expresar los sentimientos que ésta provoca, compartiéndolos en un clima de respeto y sin obsesiones, analizar las consecuencias que dicha pérdida está generando para el superviviente y poner en práctica conductas tendentes a afrontar la vida en toda su riqueza. Y esto lo hacen muchas personas sin especiales ayudas externas.
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Pero en el caso de las personas que tiene problemas de ajustar sus emociones o elaborar su duelo, requieren apoyo terapéutico, implicando un trabajo interno.
En la clínica psicológica o psiquiátrica se presentan dos enfermos que lidian con la pérdida y sus representantes (dolor, ausencia, fracaso, etc.) de maneras opuestas: reacciones maníacas y melancolía.
La primera equivaldría a lo que llamamos optimismo exagerado y la segunda sería lo contrario que es el pesimismo, la manía niega de distintas maneras la realidad o la consistencia del dolor o de la muerte.
Para saber que tipos de apoyo se requiere manejamos la farmacológica y las terapias psicológicas, ya sea en conjunto o solo la terapia permiten al paciente reconectarse con su realidad y encontrar ese apoyo que requiere de forma inmediata.
Los antidepresivos son eficaces para reducir los síntomas asociados al duelo como la depresión pero no el duelo en sí mismo.
La psicoterapia tanto individual como la grupal, tiene mejores resultados cuando se realiza a pocos meses de la pérdida. Se ha visto que la terapia para algunos terapeutas no se justifica en personas con duelo normal, sin embargo es necesaria para personas con duelos complicados y que consten un riesgo.
La terapia es eficaz en el alivio a corto y largo plazo de los síntomas del duelo complicado, aumentando su efecto significativamente con el tiempo. Las terapias grupales son enteramente positivas, dando apoyo entre los integrantes del grupo, los participantes aprenden a desarrollar entre sí junto al terapeuta herramientas para afrontar el duelo que suele ser un estado de sufrimiento constante, crónico y que altera su vida en general, este es un espacio único para el encuentro aunado a que reduce los sentimientos de soledad y la expresión de las emociones de cada uno de los participantes.
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Experimentar la ausencia implica cambiar una perspectiva por otra, es decir, la nueva situación por la que la persona esta pasando implica que debe adaptarse a no volver a vivir lo que hace un tiempo vivía.
Dentro de la terapia tanto individual y grupal, se propone que la persona realizara de forma consciente una serie de tareas para superar su duelo, entre las tareas que se manejan es la aceptación de la realidad de su pérdida, reconocer y reflexionar sobre sus emociones asociadas al duelo, adaptarse a su entorno nuevo donde ya no se encuentra la persona (mascota, trabajo, relación, etc.) y recolocar emocionalmente el suceso. La persona debe estar dispuesta de manera activa y voluntaria para superar lo perdido.
Los puntos claves para que el terapeuta pueda intervenir es darle un espacio seguro y de confianza al paciente para que éste se sienta acompañado y reflexione sobre su proceso de duelo; por otro lado impartir una Psicoeducación que permita al paciente entender mejor el proceso del duelo y posicionarlo de manera activa para afrontar junto con las tareas del duelo.

FUENTES DE REFERENCIA:
  •  http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1132-12962008000200013&script=sci_arttext&tlng=pt
  • http://revistas.unal.edu.co/index.php/jardin/article/view/27228/39644
  • http://www.cendocbogani.org/Archivos/Bibliografias/1303-Revista.pdf#page=122
  • https://books.google.com.mx/books?hl=es&lr=lang_es&id=c_urgjypY5YC&oi=fnd&pg=PA11&dq=afrontar+el+duelo&ots=b3LTfVLsYQ&sig=TXS00Cd0CeMJlQ-ciTot0A_udOo#v=onepage&q&f=true

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